Entrevista en Hirutxuloko Hitza
Esta semana nos hicieron una entrevista en el diario Irutxuloko Hitza (por Beñat Parra y fotos de Joseba Parron San Sebastian), que ha resultado muy interesante y que me gustaría compartir con vosotros.
El original en euskera : https://irutxulo.hitza.eus/2024/07/05/egungo-artzain-edo-arrantzale-bat-ez-da-duela-30-urtekoa/
“Un pastor o pescador actual no es como los de hace 30 años”
Iñaki Alberdi Les (Aiete, 1976) es 100% marinero: «Me siento libre en el mar», dice. Aunque es de Aiete, ha vivido mucho en el puerto desde muy pequeño. Ahora tiene la empresa Oribay Tours, que realiza viajes turísticos en su barco. Pero no es un servicio turístico más, ya que transmite conocimientos y valores en torno a la pesca, la cultura marinera y el mar desde una perspectiva popular: «No quiero ser elitista».
¿A qué te dedicas?
Hace unos diez años trabajaba de patrón en la pesca comercial en San Sebastián. Sin embargo, cuando se cerró la Cofradía, decidí poner en marcha este proyecto de Oribay. Yo había estado en México y allí vi que había proyectos que combinaban la pesca comercial con la deportiva, entonces decidí hacer algo parecido aquí. Así, en 2016, conseguí sacar adelante mi proyecto y me llevé el premio al mejor proyecto turístico innovador de Fomento de San Sebastián.
Otras empresas ofrecen pequeños paseos en barco, fiestas de despedida de solteros y cosas así, pero yo apuesto por otro modelo. Mi particularidad siempre ha sido que no quiero ser un simple servicio turístico, por eso también me viene mucha gente de aquí: de Tolosa, de Beasain, de San Sebastián… Intento poner precios razonables porque no quiero que esto sea una cosa elitista.
¿Has vivido siempre del mar?
Empecé aquí en 1998, en el muelle, trabajando de marinero, en un pequeño pesquero. Aprendí mucho en esa época y todavía tengo relación con los que fueron mis patrones.
¿Cómo fue que te decidiste por la mar?
Con 7-8 años andaba aquí, en el puerto, porque mi abuelo hacía pesca deportiva, con un barco llamado Oribay; por eso se llama así mi proyecto. Fue una persona bastante conocida en San Sebastián, entre otras cosas porque abrió la primera tienda de skate de San Sebastián, la tienda Les. Abrió la tienda porque hablaba con los jóvenes de entonces, que le decían que querían los materiales de skate de los Estados Unidos. Fue una persona muy abierta y cercana, y yo he heredado ese carácter.
De tu abuelo te viene, pues, la afición por el mar.
Además, siempre he tenido un vínculo especial con la naturaleza. La gente, cuando va conmigo al monte, me dice que yo veo cosas en el monte que los demás no ven: pájaros, etcétera. Siempre he sido así; desde niño, cazaba pájaros, perseguía lagartijas, iba a caseríos… Y, la montaña y el mar son muy diferentes, pero al final ambos son naturaleza.
Luego me especialicé en el mar, pero cuando era joven, yo tenía claro que quería ser pastor. Cualquier cosa, menos estar metido en casa.
Se puede decir que tu oferta es turística, pero es claramente más sostenible que el modelo turístico tradicional.
Siempre digo que fomento el ecoturismo y el slowfishing. Ecoturismo, entre otros, para conocer nuestro biotopo litoral y ver delfines, gaviotas, cormoranes y otros animales que viven en nuestro entorno. En cuanto al slowfishing, es una filosofía: queremos pesca, pero ¿por qué pescamos? ¿En función de qué comen los peces? En las salidas intento concentrar la información y las explicaciones sobre los valores y lo doy todo en cada viaje. Por eso, la gente siempre sale muy contenta.
¿Cuáles son los valores que quieres transmitir?
Sabemos que hoy en día lo que reina en las redes sociales es la hipocresía, mostrar siempre el premio, de alguna manera. Para mí, sin embargo, lo que tiene valor es aprender. Siempre digo que hay dos tipos de pescadores: uno, el constante, que va todos los días a pescar y, claro, el que pesca, porque va todos los días. Y el otro, el que da en en el punto justo, que sólo sale cuando tiene viento, mirando el estado del agua, época y demás a favor, pero que pesca cuando sale. Sin embargo, para ser el segundo tienes que ser el primero durante años, porque así se aprende. Así es como encontramos el verdadero conocimiento, siendo curiosos y sacando toda la miga a todas las cosas.
“Ese entorno es mío; es de todos, pero el que está ahí todos los días soy yo. Si no lo cuidamos todos los días los que estamos ahí, ¿quién lo va a cuidar? “
¿La cultura de la inmediatez está hoy más extendida?
«Un día iré a pescar y sacaré una pieza enorme» es la cultura que está extendida. Pero no es así, por detrás hay mucho trabajo. Ya ves, yo estoy aquí todos los días, investigando constantemente con ordenadores, motor, aparatos… prueba y error, prueba y error.
Además, mientras estudias, estás en el mar, y yo en el mar me siento libre. Todavía tenemos algunos rincones en los que podemos estar fuera de todo lo establecido y uno de ellos es el mar. Por eso yo sigo con esto.
Estás en el proyecto Izan Arrantzale para fomentar la cultura de la pesca entre los niños, ¿no? ¿En qué consiste?
Estamos faltos de patrones. En el caserío también está pasando algo parecido porque el sector primario se está haciendo cada vez más pequeño, falta el relevo generacional. Es un proyecto para animar a los jóvenes a entrar en ese mundo, para que luego aprendan un ciclo al respecto, etcétera. Invierto mucha energía en ello porque es un disfrute trabajar con niños y chavales, porque son esponjas, interiorizan todo lo que les enseñas. Con los niños hago salidas de pesca, y les enseño todo lo que sé.
Además, un pastor actual o un pescador no es pastor o pescador como el de hace 30 años, entre otras cosas gracias a internet. Y eso da muchas posibilidades. Yo vengo de la pesca tradicional — ir, pescar y vender —, pero siempre he visto que teníamos que cambiar ese modelo porque para ganarme la vida así tengo que presionar mucho a mi entorno. Y ese entorno es mío; es de todos, pero el que está ahí todos los días soy yo. Si no lo cuidamos todos los días los que estamos ahí, ¿quién lo cuidará? Esto que hago ahora me permite seguir trabajando en el mismo campo, estar todos los días en ese entorno y cuidarme, enseñar todo esto a la gente y además ser consecuente con mis valores. Antes tenía que sacar cien kilos de lubina para sacar jornal; ahora, con una me basta porque no vendo pescado, sino concepto, estudio y experiencia.
San Sebastián ha estado históricamente íntimamente ligada al mar. ¿Te parece que eso se ha perdido?
Hay gente de San Sebastián que nunca ha visto la trasera de la isla y cuando la ven flipan. Para eso existen proyectos como el mío, para que la gente pueda conocer lo que tiene alrededor, sin tener que comprar un barco y pagar una plaza. Porque eso sí que es elitista, sólo que la gente que puede pagar todo eso pueda conocer nuestra costa y nuestro mar.
“No traicionar tus principios es ser buena persona, ser consecuente contigo mismo”
Muestras a tus clientes los cabos, animales y demás que tienen junto a tu casa.
Muchas veces es una sorpresa para ellos: «¿ Que aquí hay delfines ?» o «¿ Aquí se pescan lubinas ?», suelen preguntar sorprendidos. También es verdad que yo voy todos los días en el mar, por lo que sé adónde ir, qué podemos ver, etcétera. Por ejemplo, cuando yo empecé con este proyecto, hace diez años, empezó a vivir ahí la colonia de cormoranes moñudos de Igeldo y he visto cómo han ido aumentando la colonia y ocupando cada vez más terreno. Ves la evolución del entorno y eso es muy gratificante.
También hago viajes sobre nuestra cultura marinera y explico a los que vienen cómo se ha pescado aquí históricamente. Yo pensaba que todo esto me lo explicarían en la escuela de pesca, pero no, todo eso lo he aprendido con la experiencia, porque mis patrones me han permitido aprenderlo; eso, sin embargo, no ocurre en todos los barcos. Para aprender, los jóvenes tienen que tener ganas de aprender y los mayores también tienen que tener ganas de enseñar. Y yo ando en ese camino ahora con el proyecto Izan Arrantzale.
Habrás visto de todo en el mar.
Cada día es una aventura, sí, para lo bueno y para lo malo. Por citar una anécdota, hace unos años vimos un tiburón. Antes era más frecuente verlos, pero ahora no tanto.
Pesca masiva, cambio climático…
Yo siempre digo que cuando hay un problema no es por una sola razón. En el caso de los peces, al final, lo que está pasando es que su hogar se está reduciendo: por los microplásticos, por la contaminación, por la pesca industrial… Y eso no sólo está ocurriendo en el mar. ¿Quién tiene la culpa? Pues más o menos, todos. Antes, por ejemplo, las colonias de gaviotas se ubicaban en toda la costa, pero ahora sólo se localizan en zonas no accesibles como Txoriharri, etc. Y, van a los vertederos porque no tienen otra opción que comer. Muchas veces pensamos que son unos oportunistas, pero no lo es; yo les he visto hacer técnicas de captura de cangrejos en las rocas, porque cuando pueden se dedican a cazar y a pescar.
Durante estos años has visto cómo ha cambiado la fauna de la zona y el entorno en general.
Las cosas cambian año tras año y no sólo en la naturaleza. Los humanos somos como los animales, nos adaptamos a lo que viene: a las subidas de precios, al cambio en el trabajo y al día a día en general.
También has visto cómo ha cambiado el puerto.
Lo que ha ocurrido en el puerto donostiarra no difiere mucho de lo que ha ocurrido en los muelles de la zona porque el fenómeno de caída del sector primario es generalizado. En las pescaderías, por ejemplo, venden un treinta por ciento menos que hace diez años. Los hábitos van cambiando: ahora la gente come menos pescado, come de piscifactoría porque es más barato, lo que se pesca allí es caro… Y no es más caro porque el pescador gane mucho dinero, sino porque también hay que pagar el trabajo de los intermediarios. Y, claro, también hay que adaptar a leyes y normas a los intermediarios: hoy en día, no van con cajas de madera, sino con cajas esterilizadas y camiones frigoríficos. Es una cadena, pero quien paga el problema es siempre el eslabón más débil y, en este caso, es el pescador. ¿Hay que proteger a los pescadores? Sí, claro. Especialmente si queremos ser autosuficientes y estar orgullosos de nuestros productos. Y lo mismo con los baserritarras, los pastores, etc.
“Siempre digo: tecnología y la vieja escuela. No son tipos de conocimiento opuestos, son compatibles “
El puerto está muy turistificado, pero todavía hay proyectos como el tuyo, que lo sostienen, porque no podemos dar el puerto por perdido.
Yo al menos pienso así, sí, y por eso sigo aquí, en el puerto donostiarra. Puedo ir a otra parte, pero ¿qué hago allí? Yo soy de aquí. Creo en mi proyecto y lo voy a sacar adelante frente a cualquier cosa. Y así estoy, en verano vivo en el barco por obligación. Si no, debería subir demasiado los precios, y no quiero eso, no quiero tener un servicio elitista.
Cuando empecé con el proyecto, mucha gente del puerto que me conocía desde pequeño no creía en el proyecto, pero luego han visto que sí, que merecía la pena. Es verdad que yo sabía inglés porque había estado trabajando con salmones en Irlanda, lo que me facilitó las cosas. Por otro lado, pertenezco a la primera promoción de la escuela de acuicultura de Mutriku, así que también tenía conocimientos.
Tienes, pues, los conocimientos teóricos y los que te aporta la experiencia.
Siempre lo digo: la tecnología y la vieja escuela. No son tipos de conocimiento opuestos, al contrario, son compatibles. Yo soy bastante abierto en ese sentido, siempre, sin traicionar mis principios. Cuando envejecemos, cambiamos, pero una cosa es cambiar y otra es traicionar tus principios. No traicionar tus principios es ser una buena persona, ser consecuente contigo mismo. Por poner un ejemplo, yo fui vegetariano durante años, pero luego empecé a comer pescado, sólo el que yo había pescado. Y algunos me criticaban. En cambio, después, a esos que te critican los ves comiendo hamburguesas de McDonalds. O, los que de jóvenes luchaban contra la especulación y luego tienen tres casas en alquiler. Es mejor que no critiques tanto a los demás, porque quizá son más consecuentes que tú, aunque hayan cambiado.
«Cuando me llaman ñoñostiarra, siempre digo, “¡eh, pero del puerto! “»
Me han contado que también era un apasionado de la música.
¡Sí! No sé leer música, pero siempre he tocado de oído, especialmente, flamenco y música gipsy jazz. También he trabajado en grupos como Huracán Txabacan, Lobo Electricon, Berebil Swing, Alanbike… Con la armónica también toco blues.
También he sido okupa durante años: estuve viviendo en Zapatari y también he estado en la ocupación rural, revitalizando pueblos. Por ejemplo, estuve en Aritzkuren, soy de la primera generación de allí. Salí de casa con 16 años y me dediqué durante años a estos movimientos.
Ahora vienen las fiestas del Carmen, ¿vives mucho esas fiestas?
Más que Semana Grande. Al final soy de Aiete porque la familia compró allí la casa, pero en realidad soy del puerto, he estado dando vueltas por aquí desde niño. Por eso, cuando me llaman ñoñostiarra, siempre digo, «¡ eh, pero del puerto!».